Que nos inventen todas las calles que no nos han visto besarnos, que nos busquen, que nos ansíen, que nos teman y se encojan cuando de verdad crucemos sus aceras de la mano y riendo a carcajadas.
Que nos queme el sol que nos ha visto escondernos de él, que ha sentido celos de la noche, que ha querido atravesarnos con su luz y rompernos en mil rayos.
Que nos vista el viento de frío, que nos haga juntarnos hasta quedarnos sin espacio de inseguridad, que acorte nuestras distancias y pegue nuestras pieles juntas, que nos bese la nuca y sintamos el invierno.
Que nos envidien los portales que no visitamos, los que ansían nuestros cuerpos, los que añoran los gemidos de dos enamorados, los que buscan desesperadamente dos miradas enloquecidas.
Que no nos muramos de desamor porque nos vivamos de amor, que nos lo hagamos tres veces al día, y cuatro y cinco.
Que nos volvamos cuerdos de tanta locura y me ate las manos a tu pelo y las tuyas a mi cintura.
Que yo qué sé, que nos queramos.