sábado, 31 de agosto de 2013

37

Jamás la vida me había partido en dos como lo has hecho tú. Nunca había sentido como si todo el mundo estuviera en calma y yo llevara la tormenta en la cabeza, sin poder dejar de llover.
Me duelen los ojos de ver cómo los recuerdos me inundan las pupilas de negro, sin poder ver nada que no seas tú.
Me duelen los oídos de escuchar voces que no son la tuya, sin poder oír los susurros que me erizan la piel, sin poder volver a escucharte reír.
Me duele la boca de todos los besos que no nos estamos dando, por todos esos besos que no nos daremos jamás.
Me duele tanto el corazón que no puedo escribir sin derramar una lágrima.
Que ya no sé hablar de mí sin hablarles de ti, sin contarles que te llevo marcado en cada parte de mi piel, sin decirles que este cuerpo ya no es mío desde que te fuiste.
Que los abrazos salvarán el mundo, pero a mí el tuyo me salvaba la puta vida; y ahora me la destruye.
Que me miro al espejo y no me reconozco, que sólo veo la estela de lo que algún día fui sin ti.
No trato de olvidarte porque sé que no lo conseguiría, pero trato de recordarte lo menos posible para poder sobrevivir (porque vivir ya no sé desde que no estás).
Quizás algún día te entienda, pero será tan tarde que ya no querré saber nunca más de ti.

miércoles, 28 de agosto de 2013

El rincón de pensar en ti.

Me he quedado a vivir en el rincón de pensar en ti.
Soy una okupa de recuerdos, de sentimientos, de sensaciones, de miradas, de sonrisas.
El único mueble que habita ese lugar es mi cuerpo, o el tuyo, porque ya no lo siento mío desde que no eres tú el que lo roza con las manos. Siento que es invierno sin ti, aun cuando el termómetro de fuera marca 35ºC. Pienso si me habré vuelto loca o es que mi temperatura corporal se ha amoldado tanto a ti que se pone a cero si no te siente a tres milímetros de mi piel.
Y tendrías que ver cómo se me eriza la piel por sentir la nostalgia tan dentro de mí, casi me llega a rozar el corazón, y creo que lato más rápido de lo que nunca he llegado a sentir..
Ojalá este frío sólo fuera estacional, y no me refiero al tiempo meteorológico sino al aire gélido que dejas cuando te marchas del andén 37 . Me quedo más muerta de frío contigo que de amor y hay algo que no funciona bien entre los dos.
Me quedo a vivir, sí, pero sin facturas, sin contratos, sin promesas ni regalos. Te alquilo mi corazón, para que vengas a buscarlo y lo compres, para que te quedes a vivir en él, para mudarme contigo y ser dos en uno.
Te estoy esperando, con frío, con esperanzas, conmigo.
Pero ven,
que el frío empieza a congelarme el corazón.


viernes, 23 de agosto de 2013

Hablo de cartas de amor.

Cuando escribes una carta, estás escribiendo un trozo de tu vida. Estás entregando una parte de ti que nadie ha visto aún. Escribes tus ilusiones, tus miedos, tus esperanzas, tus recuerdos... Escribes como si alguien te abriera el pecho en dos y sacase de ti todo que nunca te has atrevido a decir.
Le regalas, a esa persona, a tu destinatario o confidente, palabras que nunca has pronunciado en voz alta pero que tantas veces has querido gritar.
Te manchas de tinta y, sin embargo, es sólo una metáfora de lo mucho que te manchas el corazón al desnudarte en alma y letras.
Escribir una carta es describirte a ti, es jugar a que te tengo aquí y no a la distancia a la que ya no te veo. Escribirte era viajar a contarte todo sin moverme del sitio, era susurrarte mis miedos y dejar de temblar.
Porque enviar una carta es enviarme a mí misma, es estar allí contigo en el momento en el que me lees. Quizás no te hayas dado cuenta, pero estuve presente mientras me leías; aunque, tranquilo, yo tampoco me dí cuenta.
La única carta que he enviado en mi vida ha sido la única que no me han respondido. Y eso es todo lo que puedo contaros del amor.

lunes, 19 de agosto de 2013

Te quiero; no huyas.

Anoche te escribí una carta, como cada día, como cada noche. Escribo el pasado que nunca llegamos a compartir del todo por eso de tus idas y venidas y las huidas que nunca anunciabas. En uno de esos "volveré" me he quedado a vivir, aunque sea sin luz ni agua, aunque sea sin ti. Me duelen todos esos "lo intentaré" que nunca jamás has tenido intención de empezar y que yo ya he intentado tantas veces que no me quedan ganas para tropezar una vez más. Que tengo el corazón tan roto de tanto caerme que ni siquiera me levanto ya. Las vistas desde el suelo son tan tristes que la tristeza se ha convertido en mi bucle favorito desde hace quince noches. Nunca me ha gustado esperar a nadie, por eso del miedo que me entra al pensar que la otra persona no estará. Pero joder, contigo hubiera esperado más de diecinueve días y quinientas noches si hubiera sido necesario. Pero que ya no es necesario porque no me necesitas y lo entiendo, y deseo no continuar. Que no me encuentro el botón de sonreír por ninguna parte, que te has llevado el mecanismo que me hacía ser feliz.
Sólo te pido que no vuelvas, porque no podría soportar otra huida más.

domingo, 18 de agosto de 2013

Bésame la muerte.

Estar muerta en vida es lo peor que te puede pasar.
Todo el mundo está pendiente del tiempo, de las prisas, de las personas, del amor, de las esperanzas, las ilusiones y yo, no siento nada. No siento nada porque se ha creado tal vacío en mi interior que es imposible que alguien lo pueda llenar, el posible hecho de intentar llenarlo haría explotar el vacío en mil pedazos y dejaría de existir.
Estoy dejando de existir, se han borrado todas esas líneas que alguna vez adornaron mi cara mirándote. Hablo de las sonrisas. Que ya no sé qué es sonreír y me duele tanto no poder sonreír como estar triste las veinticuatro horas del día.
Siento que el mundo se me escapa sentada en la misma posición hora tras hora pero es que ni siquiera me apetece levantarme, para qué, si no me lo voy a comer.
Tengo un duelo de sentimientos que se han instalado en mi cabeza y no me dejan concentrarme. Es como estar con alguien pensando en otro alguien, al final ni lo uno ni lo otro.
Al final has terminado matándome tú y no la vida, pero es que a lo mejor eras tú mi vida y por eso ahora esta muerte anticipada.

martes, 6 de agosto de 2013

113

Perdóname, pero no he vuelto a cruzar la calle que nos vio agarrados y llenos de miradas cómplices desde que te marchaste. No he querido volver a pisar los lugares que nos vieron caminar y reírnos de la vida. Ni siquiera me he vuelto a recoger el pelo, porque a quién le va a molestar, si no estás.
Que he preferido ir andando, corriendo o en tranvía, pero no me hagas coger el autobús, porque llevan tu nombre en cada rueda y tu sonrisa en cada ventana.
Que me cuesta conciliar el sueño, porque no sabes lo difícil que es dormirse sin nadie que te coja de la cintura. Que la cama se me queda grande, esperando tu cuerpo para llenarse y así llenarme yo también.
Que echo de menos tus manos en cada centímetro de mi piel, el rozar de nuestros cuerpos y cómo juntos podíamos llegar a ser uno. Nunca me hubiera cansado de mirarte porque tienes los ojos más tristes que he visto y aun así la mirada más bonita que existe.
Que tus brazos son el puto lugar más seguro del mundo y que nunca antes había dejado de tener miedo hasta que me abrazaste.
Estaba tan llena de palabras que se me escapaban todas por la boca cada vez que te besaba porque quién quiere hablar teniendo tu boca sobre la mía.
Ojalá sepas que contigo fui tan feliz que no supe ni decírtelo.
Ojalá entiendas que contigo el mundo es un poquito mejor.
Ojalá.
Porque sé que volverás, porque sé que te quiero.