sábado, 29 de junio de 2013

Don't come back.

Vete. No vuelvas.
Deja de quererme, de pensarme, de mirarme. 
Olvídate de mí.
Estamos siendo lo que no quería, nada. Y no sabes lo que duelen todas estas ganas de hacer poesía con la mirada y no poder. Y de qué me sirve saber que estás ahí si no luchas por mí, si ni siquiera sale un te echo de menos de tu boca. Si me he quedado de pie en esta guerra fría esperando que el calor de tu cuerpo me derrita, pero todavía no has venido a buscarme y aun así sigo aquí esperándote. No has sabido curarme la tristeza, pero es que ni lo intentas, y yo no dejo de llover desde entonces por los dos.
Tengo miedo, del mundo (entiéndase mundo por ti). Me asusta necesitarte tanto y ver cómo tú te alejas.
Saber que las carcajadas de la noche son puro teatro artificial, y qué putada, amor.
Había soñado tanto contigo que pensé... (pero pensé tanto que me equivoqué).
No quiero vivir muriéndome sin ti pero es mejor que morir en vida.
Dime adiós, por favor, dímelo porque yo nunca me atreveré a decírtelo.

miércoles, 19 de junio de 2013

Pero contigo.

He dejado de creer en los cuentos de monstruos para creer en ti.
Y es que es demasiado fácil dejar de creer en ti mismo para creer en otros, y caer, pero sin tener miedo.
He pasado de creerte a crearte porque eres arte entre mis letras y es que nadie suena mejor que tú sin ser música. Eres como la nota de la guitarra que me rompe en dos al escuchar mi canción favorita pero que escucho hasta el final porque me gusta, pero imagínate, tú más.
Toda mi vida cruzando los semáforos en verde hasta que llegas tú y me haces cruzar la vida en rojo y besarte entre coche y coche y que sí, quiero (correr el riesgo contigo).
Nunca me gustó sonreír tanto como cuando haces que el mundo sea mío sin haberlo poseído nunca y creo que podría acostumbrarme a levantarme cada mañana sonriendo y no cansarme nunca.
Que la desesperanza, la desilusión, la tristeza y el miedo son cosas que no existen desde que me miraste por primera vez (y es que creo que desde ahí no he vuelto a mirar a nadie más igual).
No entiendo de "quédate" o de "ven" pero es que contigo he aprendido a estar queriendo y a ir volviendo. Y menos mal.
Desde que escribo pensando en ti creo que me he vuelto loca, pero me encuentro tan bien que ya sé lo que quiero ser de mayor.
Loca. 
Quiero ser loca, pero contigo.

lunes, 3 de junio de 2013

Te quiero a 300 rpm.

Tengo miedo de mí.
Soy el nudo que tengo en la garganta desde que te conozco, y que no deja de jugar con mis palabras para que no salgan.
Te quiero. Decir tantas cosas que se me llena de polvo todo lo que nunca te he dicho y quisiera gritar.
He aprendido a gritar. Con los ojos. Y me parece una de las cosas más bonitas que se pueden hacer con ellos. Y mirarte. Porque mirarte es verme a mí. Es vernos. Es quedarme ciega de sentimientos y aun así seguir viéndote. No es magia, somos nosotros.
Tengo miedo de ti.
Eres las ganas de una noche de verano sin fin. Eres mi revolución de pensamientos por minuto. Eres mi primavera en un día de invierno. Soy invierno si no te tengo.
Me quieres. Sin saber pronunciarlo en voz alta pero cantándomelo en silencios. Y nunca los silencios me hablaron tanto como cuando los comparto contigo y me hablan de nosotros dos.
Tengo miedo de nosotros.
Somos la vida encerrada en dos corazones pequeños. Y tan frágiles que temo romperme y que te rompas tú conmigo. Que nos rompamos los dos. Que no sepamos levantarnos. Que la caída no nos deje salir nunca.

Tengo miedo
de mí
de ti
de nosotros.
Pero
te quiero
y
me quieres.