viernes, 28 de diciembre de 2012

Diciembre, amargo.

Una tarde de Diciembre más en la que cada uno deshoja su tiempo como quiere. Y lo revuelve, lo mezcla, pero no lo desperdicia. Ella se toma un chocolate caliente en la terraza de un bar lleno de ruidos. Él pasea entre el vaho de los recuerdos entre farolas. Y tú, bueno, tú lees esto. Como si no tuviéramos nada más que hacer. Porque quizás no pero y si. Siempre con el condicional en la boca y nunca se desgasta, no, pero se cansa, claro. Es el tercer bastón que le he visto esta semana ya. Y no hablemos del subjuntivo, que se queja igual no te vayas a pensar, pero lo disimula mejor con eso de los ojalás. Ojalás con carencias de acciones, por supuesto. Y entre acciones que dudan hacemos la tarde, y si me apuras la noche. Otra noche. Otra vez.

4 comentarios:

  1. Sin palabras, o mejor dicho, sin definición. Encantada de volver a leerte Carolina, es un placer!
    Pd. No sé si eliminaste el otro blog, pero yo hace siglos que no me meto, que no leo ni escribo... Quizá yo también me anime y empiece de nuevo.
    Tú sigue así :D

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  2. Esta genial, me gusta mucho como escribes.

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