Hace tiempo que he dejado de hacer maletas para que lo único que me puedas deshacer sea la vida, amor.
Y joder, tienes esa facilidad para deshacerme los nudos de garganta que cualquiera diría que te dedicas a ello. A deshacer. A deshacerme. A deshacer los problemas, la tristeza, las distancias, la ropa.
Que lo único que sabes hacer, mejor que deshacer, es el amor. Y ojalá haciendo el amor siempre, muy fuerte, como si nos estuviéramos rompiendo cada vez que lo hacemos, como si no nos rompiéramos ya cada vez que nos faltamos. Que somos de componentes frágiles aunque nadie nos haya preguntado nunca y para qué cojones vamos a querer que alguien nos pregunte, si en nuestra soledad conjunta sólo cabemos nosotros y nadie más. Que nos sobran tantas cosas que podríamos vivir sólo de nosotros. Construir un nosotros con vistas al amor y verlo cada día, y hacerlo a todas horas. Y cansarnos de la vida, del amor y de nosotros. Y volver a crear otro nosotros que nos lleve a la locura y creernos locos siempre; y morirnos todos los días hasta que el amor nos separe. Y resucitarnos en mil lunas distintas y en mil y una noches juntos.
Que no he entendido nunca del amor pero sí de las vidas y las muertes que creamos y destruimos a su paso, así que ven y dejemos que el amor no nos entienda nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario