jueves, 28 de marzo de 2013

Me he enamorado de las letras de tu nombre.

Me he puesto a escribir y sólo me sale tu nombre.
Y creo que podría pasarme horas escribiéndote sin cansarme nunca de ello y joder, qué putada.
Qué putada tener que escribir sin tenerte, digo.
Y es que se me escapan los versos por la boca cuando sonríes y creas rima consonante con tu risa y que no hay nada más bonito que eso, amor.
No hay nada más bonito si no hablamos de los ojalás que nos cuelgan de la lengua queriendo ser futuro próximo.
Que he dejado al pasado en un bar ahogando las penas para que no vuelva; y qué bien lo hace, oye.
El presente me tortura cada vez que apareces y creo que me he enamorado de él.
Te hablaría de la estación que estamos creando con tu invierno y mi verano, pero que ni daría primavera ni seríamos otoño y no hay tiempo más bonito que el que creamos nosotros.
Hablando del tiempo dice que vueles, que él se cansa de tanto batir las alas.
Que crea huracanes cuando te ve y mares cuando te vas y dime si eso no es amor, corazón.
Pero claro, qué va a saber el corazón de nosotros si no nos ha enseñado a querer. Si sólo suspiramos, pero qué bien sabemos hacerlo.
Que no te voy a hablar de finales porque, esta vez, mi final no llevaría tu nombre.

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