Llevo días derramando ilusiones que se caen de alguna esperanza rota. Intentando cogerlas y limpiarlas para que no se ensucien, para que no estén sucias de tristeza. Y para que no lloren. Pero llevan lloviendo días enteros sin parar, sin dejar paso al sol, sin sonreír y sin vivir. Y entonces desisto. Desisto y las tiro al suelo, y las rompo con fuerza, con rabia y quizás con algún odio que sale de la melancolía. Melancolía que me viste cada mañana y que me acompaña a soñar (o a tener pesadillas, no sé).
Y cuando creo que muero,
me vives.
O haces que viva,
sin querer queriendo
o
sin querer morirme.
Me llenas de nuevas ilusiones que ya creí muertas y no hago nada por tirarlas, ni por pisarlas. Y ya ves, les doy la mano y les hago un hueco, entre mi corazón y los pulmones, ya sabes, para que me enseñen a respirar y a latir de nuevo. Y me vuelvo a crear mundos imaginarios, castillos en el aire. Me meto en una espiral de autoengaños preciosa que he colocado al lado de las mentiras. Y acorto la distancia que nos separa en hasta prontos y hasta siempres.
Y otra vez tú, y yo, sin querer ser nosotros, pero siendo.
"Y cuando creo que muero,
ResponderEliminarme vives.
O haces que viva,
sin querer queriendo
o
sin querer morirme."
... : )
Hay veces que nos viven, sin quererlo y eso es bonito, creo.
EliminarY sonríes o te hago sonreír y creo que yo ya, bonita. :)