Estoy contando los imposibles que me llevan a tu boca, y ya van trescientas cuarenta y cinco razones por las que me bebería tus labios.
Pero que eres de marca barata, y me darías dolor de cabeza. Y no veas qué resaca de besos me perseguiría mañana. Los buenos días me los daría el vodka mezclado a recuerdos y qué putada de recuerdos cuando no existen.
Vomitaría nostalgias de manos frías recorriéndome la espalda aunque tus ojos ni siquiera me hubieran rozado. Y tú me limpiarías la lluvia que cae sobre la cara haciendo arcoiris con tus versos.
Malditos versos los tuyos.
Que me rompen en trozos. De cristal y cómo cortan. Y cómo dueles.
Ojalá no supieras escribir y no me encadenasen tus palabras a saltar el precipicio cada vez que versas. Y ojalá no leyeras, porque me lees y te da por pensar que no te escribo, o te da y lo suprimes. De tu mente.
Pero que te escribo, maldita sea,
aun cuando te sueño.
Soñando o despierta, si dejas de escribir te corto la cabeza;
ResponderEliminary a ver dónde guardas entonces las pesadillas, guapa. <3
Cómo voy a dejar de escribir con la de cosas bonitas que me dices, preciosa.
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