jueves, 28 de marzo de 2013

Me he enamorado de las letras de tu nombre.

Me he puesto a escribir y sólo me sale tu nombre.
Y creo que podría pasarme horas escribiéndote sin cansarme nunca de ello y joder, qué putada.
Qué putada tener que escribir sin tenerte, digo.
Y es que se me escapan los versos por la boca cuando sonríes y creas rima consonante con tu risa y que no hay nada más bonito que eso, amor.
No hay nada más bonito si no hablamos de los ojalás que nos cuelgan de la lengua queriendo ser futuro próximo.
Que he dejado al pasado en un bar ahogando las penas para que no vuelva; y qué bien lo hace, oye.
El presente me tortura cada vez que apareces y creo que me he enamorado de él.
Te hablaría de la estación que estamos creando con tu invierno y mi verano, pero que ni daría primavera ni seríamos otoño y no hay tiempo más bonito que el que creamos nosotros.
Hablando del tiempo dice que vueles, que él se cansa de tanto batir las alas.
Que crea huracanes cuando te ve y mares cuando te vas y dime si eso no es amor, corazón.
Pero claro, qué va a saber el corazón de nosotros si no nos ha enseñado a querer. Si sólo suspiramos, pero qué bien sabemos hacerlo.
Que no te voy a hablar de finales porque, esta vez, mi final no llevaría tu nombre.

viernes, 22 de marzo de 2013

Si te digo ven, vuelve.

Desde que tú has vuelto, soy incapaz de huir si no es contigo.
Los días han pasado de ser nubes llorando a ser sol entre nubes.
Las noches ya no se esconden entre mis ojos esperando sueños imposibles, sino que vuelan hasta mis ojeras provocándome insomnios de tu mano. Y es que soy incapaz de dormirme si no eres tú quien me da las buenas noches. Los buenos días corren de mi cuenta, y te invito a desayunarme, amor.
Las horas no es que vuelen, es que se hacen cómplices de nosotros. Porque volamos tan tan alto.
El tiempo empieza a pesar cuando más te alejas, estando más cerca que nunca. Y ayúdame a tachar los días que nos sobran que los que nos faltan ya los pongo yo.
Que eso de hacernos promesas es para romper las reglas y cumplirlas de una puta vez. Pero que entiéndeme, que yo rompería las reglas, la ropa y la vida siempre, si es contigo.
Ya sólo entiendo de tristeza cuando te echo de menos. Pero es que te echo tanto de menos que.
Lo de la sonrisa sólo es cosa desde que tú estás, que ya no es un disfraz dice.
Las canciones ya no me recuerdan el pasado sino que crean historias con nuestro presente. Pero que no me hace falta escuchar música si estoy oyéndote reír.

Que ojalá no te tenga que decir ven
para que vengas
y te quedes.

domingo, 17 de marzo de 2013

Tú, yo y las ilusiones.

Llevo días derramando ilusiones que se caen de alguna esperanza rota. Intentando cogerlas y limpiarlas para que no se ensucien, para que no estén sucias de tristeza. Y para que no lloren. Pero llevan lloviendo días enteros sin parar, sin dejar paso al sol, sin sonreír y sin vivir. Y entonces desisto. Desisto y las tiro al suelo, y las rompo con fuerza, con rabia y quizás con algún odio que sale de la melancolía. Melancolía que me viste cada mañana y que me acompaña a soñar (o a tener pesadillas, no sé).

Y cuando creo que muero,
               me vives.
                                                       
O haces que viva,
sin querer queriendo
o
sin querer morirme.

Me llenas de nuevas ilusiones que ya creí muertas y no hago nada por tirarlas, ni por pisarlas. Y ya ves, les doy la mano y les hago un hueco, entre mi corazón y los pulmones, ya sabes, para que me enseñen a respirar y a latir de nuevo. Y me vuelvo a crear mundos imaginarios, castillos en el aire. Me meto en una espiral de autoengaños preciosa que he colocado al lado de las mentiras. Y acorto la distancia que nos separa en hasta prontos y hasta siempres.
Y otra vez tú, y yo, sin querer ser nosotros, pero siendo. 

miércoles, 13 de marzo de 2013

Podría hablarte de lo que nunca fuimos.

Podría hablarte de todo lo que no somos juntos, de todo lo que nunca fuimos.
Podría contarte las heridas que aun no han cicatrizado desde que apareciste. Las cicatrices que borraste sin querer queriendo.
De las sonrisas que le hacían la competencia a la luna creciente.
De los rotos y descosidos que arreglamos sin aguja e hilo.
De las noches en vela que pasamos pidiéndole tregua a la luna, de las estrellas que se encendían al vernos.
De los 'te echo de menos' que gritábamos a los cuatro vientos y que ahora escondemos tan bien.
De las distancias que convertíamos en buenas noches susurradas.
De las ganas de arañarnos la mirada.
De los ojalás que aun cuelgan de nuestros ojos.
De las risas que nadie más ha compartido contigo.
De las respuestas tímidas, de las preguntas no formuladas, del miedo, de la vergüenza.
De las fotos que no existen, de los sueños rotos, de los viajes imaginados, de los encuentros que nunca fueron.
De pasados hechos añicos, de presente vivo (y ya muerto), de futuro lejos (de ti).
De un nosotros jamás formado,
de ti,
de mí,
de ella.
Podría escribirte segundos, minutos, horas, días pero es que me quedaría corta (de amor, digo).
Podría hablarte y lo hago, pero callando. Y cómo matan los silencios, amor.

domingo, 10 de marzo de 2013

Amor por las ru(t)inas.

Hemos caído en la rutina, amor.
Llevamos días despertándonos sin los buenos días. Sin soles que se cuelen entre sonrisas y nos hagan brillar en la oscuridad.
Las buenas noches se han mudado a otra ciudad y nos dormimos pensando en si la noche estará mejor sin nosotros.
Ya no nos echamos de menos; ya no pronunciamos un y yo a ti. Más.
Ocultamos respuestas por no herir a las preguntas, y no sabes el daño que nos hacemos así.
Hemos dejado de hacernos heridas para dejar la huella de las cicatrices. Que quedan bonitas, dices.
Ya no cruzamos límites peligrosos ni el corazón nos va a 200 km/h. Y qué aburrido esto de viajar sin estrellarnos. Juntos, digo.
Nos preocupamos de si el cielo llora hoy en vez de si ha llovido en nuestros ojos.
Ya no nos escuchamos, sólo oímos y a saber cuántos silencios nos hemos tragado ya.
Lo del orgullo creo que lo llevamos bastante bien, sólo nos hemos tragado nueve desde ayer.
Las fotos han pasado a ser sustituidas por recuerdos. Que se borran, que se escapan y vuelan. Lejos, creo.

Y que si probamos a querernos, digo, por esto de salir de la rutina.

jueves, 7 de marzo de 2013

Eres el recuerdo del silencio.

¿Se puede?
Soy yo, abre.
¿Desde cuando tienes cerradura?
Está bien, no contestes.
No has cambiado nada, sigues igual de recuerdo.
Shhh, no hables.
Y no me mires así, que me desconcentras.
Te diría que he venido a por ti, pero cómo le voy a pedir a un recuerdo que vuelva.
Y tú no quieres.
Nunca quisiste.
Creo.
Estoy mejor sin ti.
Yo no.
Tú.
O eso pienso.
O pienso que piensas, entiéndeme.
Hace tiempo que dejé de entenderme, así que déjalo.
El tiempo ha estado contigo, lo sé, pero que él no te habrá querido como yo.
Él no te habrá buscado como yo.
El tiempo no es de nadie, pero ya lo sabes.
Siempre lo decías.
Siempre me decías.
Pero ya no me acuerdo.
De ti sí, claro, no me malinterpretes.
Creo que quiero que vuelvas.
Que si vuelas también me vale.
¿Vuelves?
Oh, vale, lo entiendo, ahora estás con silencio.
Lo entiendo, está bien.
Sé feliz.

P.D.: querido silencio, cuídame a recuerdo y grítale alguna vez, por si vuelve.

martes, 5 de marzo de 2013

Versos suicidas.

Estoy contando los imposibles que me llevan a tu boca, y ya van trescientas cuarenta y cinco razones por las que me bebería tus labios.
Pero que eres de marca barata, y me darías dolor de cabeza. Y no veas qué resaca de besos me perseguiría mañana. Los buenos días me los daría el vodka mezclado a recuerdos y qué putada de recuerdos cuando no existen.
Vomitaría nostalgias de manos frías recorriéndome la espalda aunque tus ojos ni siquiera me hubieran rozado. Y tú me limpiarías la lluvia que cae sobre la cara haciendo arcoiris con tus versos.
Malditos versos los tuyos.
Que me rompen en trozos. De cristal y cómo cortan. Y cómo dueles.
Ojalá no supieras escribir y no me encadenasen tus palabras a saltar el precipicio cada vez que versas. Y ojalá no leyeras, porque me lees y te da por pensar que no te escribo, o te da y lo suprimes. De tu mente.
Pero que te escribo, maldita sea,
aun cuando te sueño.

sábado, 2 de marzo de 2013

Ven, que te voy a hacer realidad.

Te hablo desde la montaña rusa que tengo creada desde que apareciste. De las caídas libres que provocas sin tocarme.
Te hablo de los bares en los que te he bebido, olvidado y recordado. De los besos que esperan cansados.
Te hablo de los secretos que hemos contado y de las cicatrices que hemos olvidado.
Te escribo de los ojos que busco y no encuentro, de las distancias que ahorcan y de las horas que hemos compartido.
Te escribo de las canciones que hablan de nosotros y no saben, de las notas tristes que lloran, de las melodías que tú y yo conocemos.
Te escribo echándote de menos y pensando en si tu también.
Te imagino siendo noche, locura y liberad, pero conmigo.
Te imagino desde unas letras que escriben de lo que no saben pero sí de lo que quieren.
Te imagino hablándome y escribiéndome.

Te leo,
            y sé que eres real,  
                                     aunque no existas.