A veces no sé creerme si no te creo a ti antes.
Debo haberte inventado tantas veces como te he pensado pero es que no me salen las cuentas. Sale a devolver no sé cuántos sueños y mil y una noches de insomnio, sin contar todas esas noches en las que te he soñado despierta.
He cruzado la delgada línea que nos separa para que sea lo único que nos distancie y es que he llegado a querer tanto a la distancia que no sé si la quiero más a ella que a ti pero cómo explico que me olvido de ella cada vez que te veo.
Supongo que podría morir en un abrazo tuyo sin importarme la guerra interior de mariposas que se crea si te miro. Ojalá no me sueltes nunca.
He empezado una colección de sonrisas desde que te conozco y nunca antes me había gustado tanto sonreír como lo hago ahora. Y menos mal.
También te digo que desde que hablo contigo uso menos el paraguas y dejo que la lluvia me empape para sentirme un poco menos yo.
Las canciones ya no me hablan de amor sino de ti y no veas lo alto que canto cada vez que te paseas entre notas y acordes de guitarra.
Nunca me han gustado las despedidas y por eso te pido que vuelvas, porque sólo puedo despedirme de ti si sé que te voy a volver a ver sin que te diga ven.
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